Esfuerzo continuado.

Ayer impartí en el dojo de Murcia la cuarta sesión del ciclo “Ocho principios zen para una vida plena” en la que hablamos sobre el esfuerzo continuado en nuestra tradición. Como es habitual, al final de la exposición tuvimos un intercambio de pareceres, pero en esta ocasión fue un poco más corto de lo habitual, ya que terminamos la sesión con una ceremonia aprovechando que había varios discípulos presentes.

Hoy he recibido la siguiente carta de mi estimado discípulo Carlos Belizón, que os adjunto con su autorización, ya que considero interesante su opinión y es sumamente probable que los lectores de este espacio os brinde la oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión.

Buenas noches, Daizan
Antes que nada, gracias por la sesión de hoy… ha sido como anillo al dedo… pero eso es para un dokusan en persona. La cosa es que me ha quedado una cuestión en el tintero… la duda fue tomando forma conforme iban avanzando las dudas de los compañeros y cuando se ha materializado… sonó la campana 😜.
En fin, te comparto mi duda. Conforme hablaban los compañeros vino a mi memoria la historia de Eno (creo que así se llamaba). Aquel analfabeto que llegó al templo y el maestro planteó que se escribiera un poema (resumen resumido). El compañero hizo el de el polvo en el espejo y Eno dijo que le escribieran lo de ni espejo, ni polvo, ni na de na. Entonces se produjo la escisión del zen del norte y el del sur. Y a esta historia le metemos el tema del esfuerzo que hemos visto hoy. Ese esfuerzo correcto es muy de la línea del espejo y quitar el polvo… pero se supone que al final “ni espejo ni polvo, ni na de na”. Como se entiende esto?, sería más o menos la pregunta. Creo entrever que es en si un proceso: dale al polvo del cristal hasta que no haya espejo, ni polvo, ni mano que da… pero el Sensei eres tú 😅.
No se si me he sabido explicar… y evidentemente, no es una pregunta que vaya a cambiar la situación mundial…. Pero no se, me ha hecho un poco de corto.
Un abrazo inmenso.

Mi respuesta:

Buen día, querido Carlos,

Es un placer recibir tu correo y saber que disfrutaste la sesión de ayer. Me alegra que haya sido relevante para ti. Muchas gracias también por tu reflexión, lástima no lo pudieses preguntar ayer por qué es una cuestión muy interesante y que voy a incorporar para la versión 2.0 de la charla.

La contestación que me vienen aquí y ahora es, ¿por qué no pueden ser las dos al mismo tiempo? Mantener limpio el espejo e ir más allá del concepto polvo y espejo. Vemos la realidad a partir de dicotomías y tenemos que empezar a hacernos amigos de las paradojas.

La historia que mencionas sobre Eno y el poema del polvo en el espejo es un relato clásico en la tradición Zen. En el Zen, a menudo utilizamos paradojas y enunciados aparentemente contradictorios para llevar a los practicantes más allá de la dualidad conceptual y hacia una comprensión directa de la realidad. Cuando Eno dice «ni espejo, ni polvo, ni na de na», está señalando hacia la trascendencia de las palabras y las ideas. En ese momento, Eno se da cuenta de que el verdadero entendimiento no se encuentra ni en el espejo, ni en el polvo, ni en ninguna otra cosa que podamos conceptualizar. Es una manera de señalar que la realidad última va más allá de las limitaciones de los conceptos y las palabras.

En relación con el tema del esfuerzo que hemos abordado durante la enseñanza, se puede interpretar de la siguiente manera: si nos esforzamos en pulir el espejo y quitar el polvo, podemos llegar a comprender que tanto el espejo como el polvo son construcciones mentales y que, en última instancia, no tienen una existencia separada y fija. En ese momento, nos podemos dar cuenta de que no hay nada que buscar o alcanzar, y nos podemos liberar de la dualidad entre el esfuerzo y la meta. Es importante recordar que esta comprensión no es algo que se pueda entender solo a nivel intelectual, sino que es algo que se experimenta directamente a través de la práctica y la realización personal. Cada practicante debe tener su propio proceso de comprensión y desarrollo. Espero que esto aclare un poco tu pregunta. Si necesitas más claridad o tienes alguna otra duda, no dudes en escribirme.

Un abrazo inmenso, Daizan

Enlace a la historia que se hace referencia en esta entrada.

Otras entradas:

diez + nueve =