47. Si el ojo no duerme, todos los sueños se disuelven solos.

La percepción que tenemos de la realidad a través de nuestros sentidos es ilusoria, la doctrina buddhista de anatta (no-yo) postula que no existe un yo permanente e independiente que experimente el mundo, sino que lo que consideramos como «yo» es en realidad una combinación de cinco agregados: forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia. Estos agregados están en constante cambio y carecen de una esencia permanente

46. La ganancia y la pérdida, lo correcto y lo falso,

En la tradición buddhista, hay una enseñanza fundamental que resuena con profundidad en las mentes y corazones de los buscadores de la Vía: la impermanencia. Esta enseñanza, nos invita a contemplar la naturaleza transitoria de todas las cosas en el universo.

45. Los opuestos son como un sueño irreal

La percepción que tenemos de la realidad a través de nuestros sentidos es ilusoria, la doctrina buddhista de anatta (no-yo) postula que no existe un yo permanente e independiente que experimente el mundo, sino que lo que consideramos como «yo» es en realidad una combinación de cinco agregados: forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia. Estos agregados están en constante cambio y carecen de una esencia permanente

44. Todos los pares de opuestos

En estos versos, el maestro zen Sengcan nos enseña que todos los pares de opuestos, como el bien y el mal, el placer y el dolor, la vida y la muerte, son creados por el pensamiento.

03. Pero si se crea la menor diferencia

Un abismo es una «realidad inmaterial inmensa, insondable o incomprensible»((según la RAE)). En el estado ordinario de percepción ilusoria no podemos ni imaginar el despertar, ni siquiera podemos intuir qué puede haber al otro lado del abismo, cualquier tipo de idea al respecto es una ilusión.

En el buddhismo distinguimos dos verdades, la de la realidad condicionada y la incondicionada. Desde la verdad del despertar, es posible integrar sin paradoja alguna estas dos verdades, pero desde la orilla de la percepción dualista, un abismo nos separa de la experiencia de la realidad incondicionada.

43. En la ignorancia se suceden orden y caos

En el modo automático de existencia somos marionetas de nuestros deseos, perseguimos incansablemente lo que anhelamos y huimos de lo que juzgamos como desagradable, solo para encontrarnos enredados en un ciclo interminable de aparente orden y caos

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