Ciclo de conferencias: Meditación Zen, un camino con corazón.
Las sesiones serán impartidas en el dojo Zen Kômyô de Alicante los viernes a las 20:00 h. y transmitidas en directo a través de Zoom para los suscriptores de Amigos del Zen.
Las sesiones serán impartidas en el dojo Zen Kômyô de Alicante los viernes a las 20:00 h. y transmitidas en directo a través de Zoom para los suscriptores de Amigos del Zen.
En la tradición Zen utilizamos una metáfora, la del agua clara. Imagina un recipiente lleno de agua fangosa, donde el cieno ensucia su transparencia. El acto de dejar reposar este cieno nos conduce a experimentar la pureza y claridad del agua.
Pero, ¿qué sucede cuando el agua queda completamente limpia? Al eliminar todo rastro de impureza, ya no hay nada con que compararla. No podemos decir «el agua está más limpia que la de ayer» si ya no hay cieno. La claridad del agua se vuelve absoluta, perfecta en su sencillez.
En la tradición Zen utilizamos una metáfora, la del agua clara. Imagina un recipiente lleno de agua fangosa, donde el cieno ensucia su transparencia. El acto de dejar reposar este cieno nos conduce a experimentar la pureza y claridad del agua.
Pero, ¿qué sucede cuando el agua queda completamente limpia? Al eliminar todo rastro de impureza, ya no hay nada con que compararla. No podemos decir «el agua está más limpia que la de ayer» si ya no hay cieno. La claridad del agua se vuelve absoluta, perfecta en su sencillez.
En la tradición Zen utilizamos una metáfora, la del agua clara. Imagina un recipiente lleno de agua fangosa, donde el cieno ensucia su transparencia. El acto de dejar reposar este cieno nos conduce a experimentar la pureza y claridad del agua.
Pero, ¿qué sucede cuando el agua queda completamente limpia? Al eliminar todo rastro de impureza, ya no hay nada con que compararla. No podemos decir «el agua está más limpia que la de ayer» si ya no hay cieno. La claridad del agua se vuelve absoluta, perfecta en su sencillez.
En la tradición Zen utilizamos una metáfora, la del agua clara. Imagina un recipiente lleno de agua fangosa, donde el cieno ensucia su transparencia. El acto de dejar reposar este cieno nos conduce a experimentar la pureza y claridad del agua.
Pero, ¿qué sucede cuando el agua queda completamente limpia? Al eliminar todo rastro de impureza, ya no hay nada con que compararla. No podemos decir «el agua está más limpia que la de ayer» si ya no hay cieno. La claridad del agua se vuelve absoluta, perfecta en su sencillez.
La percepción que tenemos de la realidad a través de nuestros sentidos es ilusoria, la doctrina buddhista de anatta (no-yo) postula que no existe un yo permanente e independiente que experimente el mundo, sino que lo que consideramos como «yo» es en realidad una combinación de cinco agregados: forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia. Estos agregados están en constante cambio y carecen de una esencia permanente
En el universo todo está interconectado. En la tradición buddhista enseñamos que todo está intrínsecamente interrelacionado, que cada fenómeno y cada ser están conectados en una red cósmica de unidad. Al realizar esta unidad, no solo intelectualmente, sino también intuitivamente, comenzamos a vislumbrar la verdadera naturaleza de la realidad.